SL
El agua se baña en el polvo del río,
mientras el sol seca el sudor del alma.
El valle estrecho te aprieta y te sofoca,
un hilo de plata
agonizante
se escurre en medio de una verde alfombra.
Uvas y paltas se asoman al borde del camino estrecho,
que tritura tu pupila cansada y seca de tanto mirar
cerros translúcidos y añosos que se alargan,
queriendo atrapar el azul infinito del cielo del pueblo de Tulahuén.
Escogiste quedarte aquí, entre amigos,
de manos agrietadas y sinceras,
de almas sin vanidad,
fama y poder, huyan de aqui!.
El silencio que amaste, será tu guardián,
y todo un pueblo, tu séquito.
Sergio Larraín, ya eres polvo,
del polvo que tanto amste.
La primera lluvia de este invierno lavará las penas de todos los que te conocimos